Acepta 2 años de cárcel por abusar de un alumno de la escuela coral de Quart de Poblet

El ex presidente de una escuela coral del municipio valenciano de Quart de Poblet (Valencia) ha aceptado este jueves una pena de dos años de prisión al asumir la autoría de un delito de abusos sexuales cometido sobre uno de los alumnos de ese centro durante un viaje a la población de Teulada-Moraira (Alicante).

El procesado, que quedó desvinculado de la escuela al trascender los hechos, ha alcanzado un acuerdo de conformidad con la Fiscalía en el inicio del juicio, por lo que no ha sido necesaria la continuidad del proceso.

Además de la pena de privación de libertad, el acuerdo alcanzado con la acusación pública comprende también el sometimiento a 5 años de libertad vigilada, además de otros 8 de inhabilitación para el ejercicio de profesión que conlleve relación con menores.

La Fiscalía solicitaba inicialmente para el acusado una pena de cuatro años y seis meses de prisión, además de la medida de libertad vigilada y su inhabilitación para el ejercicio de profesión que conlleve contacto regular y directo con menores de edad.

Los hechos sucedieron en una fecha desconocida comprendida entre los meses de septiembre de 2010 y junio de 2011 cuando el procesado se desplazó hasta el municipio de Teulada-Moraira junto a un grupo de alumnos de la coral, menores de edad, en una excursión programada con el fin de ofrecer conciertos.

De acuerdo con el relato de la Fiscalía, el grupo tuvo que alojarse en un albergue del municipio para pernoctar y fue el acusado, en el ejercicio del cargo de presidente que ostentaba entonces, quien distribuyó el modo en el que debían repartirse las habitaciones.

Dispuso que él compartiría estancia con el alumno víctima de los abusos, que contaba con 12 años en el momento de los hechos, junto a otros dos menores. Después, según el relato de la Fiscalía, unió las cuatro camas individuales situadas en la habitación para que todos durmiesen juntos.

Más tarde, esperó a que los otros menores conciliasen el sueño para introducir su mano en la ropa interior de la víctima y tocarle los genitales mientras que el menor se quedó paralizado y no se atrevió a resistirse, ni a oponerse por temor a la reacción del acusado, según la versión mantenida por el Ministerio Público.

En esta línea, el menor se limitó a fingir que dormía y a girarse en repetidas ocasiones para que el acusado no pudiese alcanzarlo, aunque no pudo impedir que éste mantuviese su actitud hasta el amanecer.

Según la Fiscalía, el perjudicado no llegó a denunciar los hechos por la vergüenza e impotencia que le generaba la situación vivida y no llegó a emprender acciones legales contra el acusado hasta octubre de 2016, cuando ya había alcanzado la mayoría de edad.