El Consejo Valenciano de Personas Mayores

Marisa García-Merita.  Presidenta del Consejo Valenciano de Personas Mayores

En esta primera columna que escribo, invitada amablemente por El Meridiano a través de su directora Silvia Tormo, voy a dedicarle unas lineas a la presentación del Consejo Valenciano de Personas Mayores (CVPM), que me honro en presidir. Se trata de un organismo colegiado, creado por ley, con el fin de instrumentar la participación y colaboración de las personas mayores. Somos un órgano asesor y consultivo de la Generalitat adscrito a la conselleria competente en materia de servicios sociales, pero que ejerce sus funciones con autonomía orgánica y funcional. Está formado por 22 miembros que representan a las mayores asociaciones y federaciones de mayores, a la Federación Valenciana de Municipios, a las organizaciones sindicales y empresariales, a los usuarios de Residencias y centros de personas mayores, a las consellerias competentes en materia de servicios sociales, sanidad y transporte y a 4 vocales elegidos entre personas mayores que hayan destacado por su trayectoria personal y profesional. El nombramiento se hace por un periodo de seis años. Recientemente, en septiembre de 2024, se ha renovado el CVPM y he tenido el honor de haber sido elegida presidenta del mismo.

El CVPM pretende ser la voz y los oidos de las personas mayores para conocer y analizar los principales problemas y retos a los que nos enfrentamos las personas mayores, con el fin de hacernos visibles y concienciar a las instituciones y a la población en general del mayor reto social al que nos enfrentamos los estados modernos: cada vez la edad media de la población es mayor y, sin embargo, parece que estemos trabajando para marginar a los mayores. Puede parecer absurdo pero es una realidad.

Tengamos presente que una de las etapas de la vida en las que el ser humano necesita especial protección es cuando su edad ya es muy avanzada. Llega un momento en  nuestras vidas en que necesitamos que otros nos atiendan, nos ayuden, nos protejan, nos den su cariño, nos respeten, no nos cosifiquen, ni nos marginen o nos infantilicen. Por ello, los Estados modernos deben realizar políticas activas de protección a las personas mayores.

Creo que en esta sociedad modernizada y orientada por la tecnología y el utilitarismo (no somos utensilios), donde el saber acumulado a través de la experiencia pierde valor (se nos margina), hace falta potenciar  los valores de solidaridad, de respeto y de cuido (y, porqué no decirlo, de amor), tan necesarios para conseguir que no se nos cosifique (no somos cosas) y margine (brecha digital) en función de nuestra edad, y que, por el contrario, se aproveche nuestra sabiduría y experiencia.

Quiza los jóvenes no se dan cuenta de que una sociedad que no valora a sus mayores es una sociedad huerfana y sin rumbo. Pues si la última etapa de la vida no tiene valor, no tiene sentido; entonces la misma vida no tendría sentido, ya que estaría dirigida a una etapa sin valor.