Godella acoge una exposición de José Vicente Vergara que revisa algunas de las obras de Picasso

Una reinterpretación del ‘Guernica’, obra cumbre de Pablo Picasso, es el eje central de la última exposición del pintor y restaurador José Vicente Vergara Peris, que se inaugura mañana viernes, a las 19:30h, en el Centre d’Art Villa Eugenia de Godella (Carrer Paterna, 1 – 46110). Una muestra en la que revisa, bajo su personal estilo, influenciado por los maestros del cubismo y el surrealismo, algunas de las principales obras del pintor malagueño.

Bajo el título ‘Una mirada atrás’, José Vicente Vergara reúne una treintena de lienzos en los que se reinterpretan cuadros icónicos del pintor malagueño como ‘Las señoritas de Aviñón’, ‘Músicos con máscaras’, ‘Dora Maar au Chat’, ‘Les femmes d’Alger’ o el propio ‘Guernica’.

La exposición, que podrá verse del 10 de noviembre al 3 de diciembre de este año, no es una reproducción del trabajo de artistas como Picasso o Juan Gris, sino la transformación de las obras a través de la visión y estilo personal del autor. Se trata de una mirada a las influencias pictóricas de Vergara, en las que la visión onírica de Picasso siempre ha estado presente.

Vergara juega en estos homenajes pictóricos con la perspectiva múltiple y la descomposición de las formas naturales, presentándolas mediante figuras geométricas -esencia del cubismo-, y las alterna con su particular manera de representar la realidad mediante evocaciones del inconsciente y el mundo de los sueños, inspiradas tanto en el surrealismo como por la cultura aborigen australiana –dreamtime-.

La muestra en sí misma es un repaso a la influencia de Picasso en las vanguardias, si bien, destaca especialmente la colección de retratos cubistas y la reconstrucción fragmentada del ‘Guernica’, obra icónica sobre la Guerra Civil española, el anti-belicismo y la lucha por la libertad. Una pieza elaborada para el Pabellón Español en la Exposición Internacional de París de 1937 y que, hoy, 80 años después, vuelve a la actualidad tanto por su aniversario como por el horror que provoca el enfrentamiento entre ciudadanos de un mismo país.

Un extranjero en su tierra

Como Picasso, Vergara ha pasado gran parte de su carrera fuera de España. Y, como él, deambuló por los ambiente bohemios de Paris a mediados del siglo pasado. Con una formación multidisciplinar heredada de sus años de estudio en Valencia, Londres y Paris, alcanzó renombre internacional, tras desarrollar su obra artística en Australia durante 20 años, donde también incrementó su formación técnica con cinco años de estudios de las Artes Visuales obteniendo el Bachelor of Arts Degree en el Alexander Machie College of Advanced Education de Sidney (Australia) y el Master of Applied Science in Conservation on Cultural Material de la Universidad de Canberra (Australia). Allí, Vergara compaginó su trabajo como director de restauración del Museo The Australian War Memorial de Canberra con su actividad pictórica y grabadora realizando innumerables exposiciones por todo el país y obteniendo reconocimientos internacionales como el premio de pintura Primer Centenario de Pablo Picasso (1981) o los máximos galardones de pintura en los certámenes Spanish Club de Sydney (1982) y el Certamen de Artes Plásticas de Sidney (1983).

A finales de la década de los ochenta se incorpora al departamento de restauración del Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia, restaurando obras de Ignacio Pinazo, Juan Bautista Piranessi o José Vergara, entre otros. Posteriormente, coordinó el departamento de conservación y restauración de la Biblioteca Valenciana, sita en el antiguo monasterio de San Miguel de los Reyes. Además de sus trabajos de restauración y su producción artística en el campo del grabado y la pintura, ha publicado diversos ensayos y artículos entre los que destaca Conservación-restauración de material cultural con soporte papel.

Con un estilo muy personal y una técnica que él denomina experimental y que, según el propio artista, cada vez se aleja más del convencionalismo académico, la obra de Vergara mantiene una vigencia alejada de las tendencias pictóricas estacionales, consecuencia de una fidelidad extrema a su personalísima visión de la perspectiva y las composiciones emanadas de una densidad de pinceladas y veladuras que construyen la imagen final del lienzo casi en relieve. Un proceso de trabajo en el que el artista traslada sus recreaciones oníricas al lienzo en un proceso de auto-psicoanálisis que habla del mundo que le rodea y de sí mismo.

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