El historiador Pedro Gascón recupera la memoria de los 13 vecinos de Quart de Poblet fusilados por el franquismo

“La memoria histórica es como un río en el que todos vertemos y del que todos bebemos (…), y depende de nosotros si está limpio o no. En ese río la tarea es de todos”. Con esta interpretación clara y meridiana del concepto de memoria histórica, alejado del puro academicismo, el historiador de Quart de Poblet, Pedro Gascón, concluyó ayer la conferencia “13 homes que miren”, con la que contribuyó a limpiar las aguas de la memoria, a devolver la presencia a los 13 vecinos del municipio fusilados durante la represión franquista, entre 1939 y 1942.

Al acto asistió la concejala de Cultura, Cristina Mora, que lo enmarcó en las actividades e iniciativas impulsadas desde la Comisión Municipal de Memoria Histórica, integrada por la alcaldesa, Carmen Martínez, miembros de los grupos políticos con representación en el pleno y expertos, entre los que se encuentran el propio Pedro Gascón.

El historiador abrió su ponencia con el último fusilamiento, el de Miguel Zahonero Sánchez, el 14 de febrero de 1942, acusado de saqueos e incautaciones y de un asesinato. Pertenecía al Partido Comunista y también estuvo afiliado a la CNT y a Izquierda Republicana. A pesar de que, cinco días antes de su ejecución, dos testigos se desdijeron y admitieron que no tenían pruebas contra él por el crimen que se le atribuía, fue ajusticiado en el paredón de Paterna junto a otros cuatro hombres porque, como explicó Gascón en su intervención, “el objetivo de la justicia franquista era legalizar la eliminación del contrario”. Más allá de los delitos que se les imputaran, más allá de los que pudieron haber cometido según la legislación vigente en el momento, lo que realmente condenó a Miguel Zahonero y a quienes corrieron su suerte fue “no ser afecto al régimen”.

En aquellas fechas de 1942, la Cárcel Modelo de Valencia albergaba a 3.580 presos, cuando estaba diseñada para menos de 1.000, pero en el 39 había llegado a alcanzar los 15.000 ingresos. La cruenta represión del régimen de Franco fue reduciendo la cifra.

Si hay un día negro en este de por sí oscuro y terrible capítulo de la historia quartera es el 21 de julio de 1939, en el que fueron fusilados en el paredón de Paterna 9 de los 13: José Giner Navarro (jornalero, de 30 años, afiliado a UGT y a las Juventudes Socialistas, fue secretario del Comité Revolucionario); Sandalio López Jiménez (dueño de una fábrica de licores, de 38 años y casado, secretario del Comité Revolucionario, militante de la CNT y la Derecha Regional Valenciana, estuvo afiliado también a Izquierda Republicana); Antonio Monzó Fita (industrial, de 35 años y casado, fue miembro del Comité Revolucionario y estaba casado); Pascual Monzó Real (albañil, de 58 años y casado, presidió el Comité Revolucionario y fue miembro de la Comisión Ejecutiva del Partido Socialista local en 1923); Ramón Pla (jornalero, de 52 años y casado, presidente del Comité Revolucionario, afiliado a Izquierda Republicana y a la CNT); Onofre Sanmartín Valldecabres (albañil, de 36 años y casado, fue concejal del Ayuntamiento desde el 6 de noviembre de 1936 y teniente de alcalde desde el 11 de febrero de 1937,  miembro también del Comité Revolucionario); Manuel Soler Gómez (azulejero, de 43 años y casado, presidente del Comité Revolucionario, miembro del Partido Socialista y voluntario en las milicias); Ángel Sanmartín (albañil, de 52 años y casado, miembro del Comité Revolucionario, pertenecía a la CNT), y Francisco Soriano Martínez (albañil, 52 años y casado, miembro del Comité Revolucionario).

Además, el franquismo fusiló a José Conesa Ortega (chófer, de 36 años y casado, lo fusilaron el 26 de julio de 1939 en Chiva, uno de los 40 lugares de la Comunitat Valenciana utilizado como espacio de ejecución); Ángel Torres Tolosa (sazonador, de 24 años, fusilado el 24 de julio de 1940 en Paterna) y Onofre Soler Juan (labrador, de 53 años y casado, concejal del Ayuntamiento hasta el 6 de noviembre de 1936, lo fusilaron en Paterna el 14 de enero de 1941).

Gascón utilizó el testimonio de Pilar Taberner, sobrina-nieta de uno de los fusilados, José Giner: “No se podía expresar el dolor en público, imperaba el silencio, se pasaba página callando” para incidir en que no había derecho al duelo, las familias y las víctimas eran doblemente condenadas. “Se les condenó a muerte y se les fusiló, y ahí no podemos hacer nada, y luego se les condenó al silencio y ahí si podemos hacer mucho; recuperar el derecho al honor de esas personas para construir una memoria histórica democrática”, expuso.

Finalmente, Pedro Gascón analizó la contraposición entre víctimas de uno y otro bando: “para los demócratas, para quienes creemos y defendemos la democracia, todas las víctimas de la violencia política son iguales. Hacemos memoria de las víctimas del franquismo para intentar igualar un déficit de 40 años”, en los que las víctimas de la llamada “represión popular” fueron reconocidas por la dictadura y se legisló para resarcir a sus familias, mientras que todavía hay muchos represaliados del franquismo enterrados en cunetas.

En el año 2008, la Agrupación Socialista de Quart de Poblet ya homenajeó a estos 13 hombres con una conferencia bajo el título “13 homes bons”. Sus historias aparecen reflejadas también en el libro de Gascón, “Historia de los vencidos. Quart de Poblet 1918-1942”; en el de los historiadores locales Andrea Moreno y Pau Olmos, “Quart de Poblet 1936-1939, un pueblo en la retaguardia” o en la gran obra de Vicente Gabarda, “Els afusellats al País Valencià”, entre otras fuentes.

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