OPERACIÓN FRAGMENTACIÓN CENTRO-DERECHA ESPAÑOL – Enrique Ortí, presidente del PP de Xirivella

Hoy se ha iniciado el debate en las Cortes Generales de la moción de censura que presenta VOX al Presidente, Pedro Sánchez. Mucho se está deliberando sobre la oportunidad de presentarla o no, sobre lo estéril que resulta hacerlo porque si recibe pocos apoyos no saldrá, y si recibe muchos (obviamente de los que tendrían una predisposición a votar en contra de Sánchez), tampoco saldrá adelante.

Dice Sun Tzu en su milenario libro de estrategia “El Arte de la Guerra”, que solo vayas a librar aquellas batallas que tengas ganadas de antemano, porque cuando vas a librar una batalla que no tengas ganada antes de librarla, lo más normal será que la pierdas.

No sé si ustedes encuentran un paralelismo entre un enfrentamiento bélico con una sesión de las Cortes en la que también se produce una “confrontación”. En cualquier caso, en esta ocasión tal vez esto no sea aplicable. Lo que sí es cierto es que la moción no prosperará y el daño lo recibirá el Partido Popular casi con toda seguridad, vote lo que vote.

Tal vez VOX haga este movimiento para crecer y restarle apoyos al PP pero, en última instancia, siempre gana Sánchez. Con la división de la derecha siempre gana el PSOE y, tal vez, pierde España (vistos los socios que le secundan en su denominado Gobierno Frankenstein).

Yo no fui de los primeros que se afiliaron al Partido Popular. Me lo pensé mucho y lo hice bajo el eslogan de entonces: “En el PP cabemos todos”. Esa era la fuerza del PP: aglutinar un centro-derecha unitario y amplio que, concentraba mayorías y gobernó en varias ocasiones, aunque eso llevaba aparejadas renuncias y tolerancias con concepciones particulares de nuestro país y nuestra sociedad que dentro del proyecto del PP tenían cabida.

Luego vino la crítica interna. Apareció el término “derechita cobarde”, que si los democristianos no coincidían con los liberales en sus postulados, que si los conservadores no veían bien que los centristas estuvieran en el PP y que los más extremistas dentro del Partido Popular no estaban de acuerdo con todos los demás.

Los afiliados, simpatizantes y votantes del PP caímos en esa trampa. Este revuelo interno, junto con un importante y merecido descrédito del partido, propició la aparición de Ciudadanos, luego VOX, y se culminó la operación fragmentación del centro-derecha español.

Los ciudadanos que están dispuestos a votar al centro-derecha en nuestro país están claramente definidos, aproximadamente los mismos de siempre. Es difícil recibir votos de la izquierda (eso está demostrado) y esa división resta apoyos en el recuento de votos en todas las elecciones. En ese caso, nunca dos más dos suman cuatro.

Así, que más allá de la polémica de si hay que apoyar la moción de censura o no, lo que hay que hacer es replantearse la unión del centro-derecha en una sola opción. Como diría Sun Tzu, esa sería una batalla ganada antes de librarla. Todo lo demás, victoria de Sánchez.