Salva, conserje desde 1978 del CEIP San Blas de Albal, hace el relevo generacional

El colegio San Blas inicia curso escolar con relevo generacional al frente de la conserjería, hace unos días que Eva Santiago ha sustituido en este cargo a Salvador Palomares, quien ocupara este puesto durante por 43 años. La joven, firmaba su contrato, la semana pasada, junto al alcalde de la población Ramón Marí, quien le ha deseado mucha suerte y con quien ha compartido la responsabilidad de contribuir al bienestar de los 120 estudiantes matriculados en el centro de primaria más antiguo de la población, donde se ha formado parte de la ciudadanía.

Eva Santiago accedió al puesto, tras un proceso selectivo a través del que consiguió la plaza como funcionaria en el Ayuntamiento de Albal. Licenciada en psicología y con un máster en ‘Rendimiento y abandono escolar’, la albalense de 30 años comienza una nueva etapa sintiéndose “ilusionada y afortunada, esperando que la comunidad educativa me acoja como parte de esta familia”. A nivel laboral, su familia representa la cara y la cruz de la vida, su padre Remigio Santiago es el sepulturero municipal, quien despide a los vecinos y vecinas que descansan en paz para siempre. Eva, sin embargo, trabajará entre el alboroto, la inocencia y la alegría de los menores, que inician sus ciclos vitales en torno a la escuela.

Salva, conserje desde 1978

El histórico conserje del centro educativo se despedía de su cargo el pasado julio, por su jubilación, organizando una fiesta de agradecimiento a la que asistió la corporación y buena parte del centro donde ha trabajado desde el 1 julio de 1978. Ahora, a un día del inicio del nuevo curso académico 2021-22, ‘El Chocolate’ –como se le conoce popularmente en el pueblo- ha pasado unos días junto a su sustituta, para explicarle el funcionamiento del centro y entregarle las llaves que tenía en su llavero más de cuatro décadas. En su adiós ha recordado su primer día en el colegio San Blas, “cogí una escoba y comencé a barrar el patio y limpiar las zonas verdes”. Asegura haberlo cuidado, como si fuera mi propia casa, “gracias a este trabajo he podido llevar adelante a mi familia a la que me voy a dedicar ahora plenamente”, cuenta. La despedida del veterano conserje se produjo en un momento agridulce y que este año había hecho frente a otra despedida que también marcará su vida, el adiós a su mujer que falleció víctima de la COVID-19.