Un paseo por Alfafar casi tres meses después de la Dana

La entrada a Alfafar desde el polígono industrial genera tristeza. La imagen contrasta con la gravada en las retinas durante tantas décadas, la de un polígono repleto de empresas, supermercados, tiendas, restaurantes y gente entrando y saliendo. Ahora están todas las empresas prácticamente cerradas, y llama la atención que tampoco hay un volumen llamativo de trabajadores limpiando o reconstruyendo las naves. Es como si el tiempo apenas hubiera pasado.

Ayer en Alfafar hacía aire, y el polvo del barro seco de la Dana, después de casi tres meses, sigue presente. Las calles están limpias, también los bancos y los juegos infantiles, pero, aun así, cuando sopla el viento, del propio asfalto sale ese polvo que te recuerda aquel fatídico 29 de octubre, cuando el agua y el barro arrasó toda la población.

El túnel de los Reyes Católicos, imagen del desastre de la Dana donde se concentraron decenas de coches arrastrados por el agua, sigue cerrado al tráfico. Mientras tanto el ruido del tren se oye de cerca. El servicio lleva semanas en funcionamiento. Nada queda ya de los muros en el suelo que la fuerza del agua rompió. En su lugar hay vallas para evitar que la gente cruce por la playa de vías al otro lado, a Benetússer.

La plaza del Ayuntamiento ha recuperado su normalidad. Ahora sombrajes protegen del sol a los dueños de las paradas del mercado ambulante. Hace sólo unos meses, en ese mismo lugar, había sombrajes, pero de los bomberos gallegos que vinieron, entre otros muchos, a ayudar.

El centro cultural La Alquería, al menos por fuera, ha recuperado su esplendor. Tras la Dana los coches se amontonaban a su alrededor. Ahora la zona está limpia, sin vehículos, pero también está sin gente paseando. El silencio invade Alfafar pese a ser las 13 horas.

La subida al puente desde Alfafar a Benetússer, para sortear las vías del tren, te devuelve a cierta normalidad. Desde esa vista, hace apenas hace dos meses y medio, se podían ver coches encima de otros que impedían incluso a vecinos salir de sus patios. La zona de vías se convirtió en paso peatonal para voluntarios cargados con escobas y cubos. Era un ir y venir de gente.

 

14/1/2025
Imagen seis días después de la Dana

Ahora, el tren funciona y los coches aparcados en batería te recuerdan que la calle tenía un solo sentido y que era transitable. Sin embargo, varios carteles ubicados en la pasarela te devuelven a la realidad: “muchos ánimos”, “el pueblo siempre unido”.