Cartas desde el frente, la historia recuperada de Vicente Fuster durante la Guerra Civil

Los hermanos Vicent y Pilar Fuster descubrieron en el año 2000, cuando ya habían faltado sus padres, 13 libretas y muchas cartas escritas por su padre, la mayoría desde Pozo Blanco, donde estuvo destinado durante la Guerra Civil.

Libretas de Vicente Fuster desde el frente

El hallazgo fue casual, nunca antes estos hermanos habían sabido de la existencia de esos relatos contados desde el frente. “Él nunca nos habló de la Guerra Civil, nosotros tampoco preguntamos. Ahora me arrepiento de no haber hablado con él de esos años en los que estuvo en el frente”, explica su hijo Vicente Fuster de 79 años y vecino de Foios.

Su padre había escrito casi a diario lo que hacía, “desde lo que desayunaba y comía hasta cuando hacía curas a los heridos”, y es que Vicente Fuster Ruiz (1915 Meliana – 1999 Almàssera) estuvo destinado durante la Guerra Civil en la 115 Brigada Mixta de Sanidad Militar, “se encargaba”, explica su hijo por los relatos de esas libretas, “de curar a los heridos en el frente y también, alguna vez habló que había ido a enterarlos”.

Recuerdo familiar

Era tal el volumen de información del día a día de su padre en esos diarios que “no queríamos que se perdieran, es un recuerdo familiar, y decidí transcribir poco a poco los diarios de mi padre. Me monté un artilugio para tener los libros apoyados, una lupa y luz, y poco a poco durante dos años y medio, los fui transcribiendo en el ordenador. Después un sobrino que es diseñador lo maquetó y hemos hecho 6 ejemplares para la familia. El libro se titula ‘Cartas desde el frente’.

En ellas es posible leer todas las vivencias del entonces joven Vicente Fuster Ruiz en el frente. “Habla poco de la guerra en sí, narra algún ataque a la trinchera, pero él habla más de su día a día, y también cuenta alguna anécdota curiosa, como por ejemplo, cuando un día él y sus tres compañeros se durmieron, y cuando se despertaron se encontraron frente a ellos a varios hombres del bando contrario. Todos juntos estuvieron hablando, incluso comiendo juntos, cuando acabaron, se dieron la mano y los otros volvieron a su puesto”.

Al acabar la guerra Vicente Fuster volvió a su pueblo y formó una familia con Pilar, su novia a la que escribía cartas que también han aparecido junto a los sobres que él mismo dibujaba.

Sobre dibujado que enviaba a su novia desde el frente

 

“Nunca se habló del tema”, explica su hijo, “él tampoco volvió a escribir diarios y continuó con su oficio: era pintor, decoraba techos con grandes pinturas, un oficio que desarrolló con su hermano pequeño. Después, trabajó como fontanero, aunque su destreza con el pincel y las manualidades nunca le abandonó”.

Con los años se fue a vivir a Almàssera municipio que le dedicó una calle y del que era un hombre muy querido “siempre participaba en los diferentes actos pintando o haciendo manualidades. Hizo gran lienzo sobre el Miracle dels Peixets con semillas en la iglesia de Almàssera”.

Lienzo con semillas de la Iglesia de Almàssera
Lienzo con semillas de la Iglesia de Almàssera

Ahora sus vivencias en el frente, ya no caerán en el olvido gracias a sus hijos que ahora pueden contar a sus nietos cómo vivió su bisabuelo esos años en el frente durante la Guerra Civil.