El barranco de la Rambleta, olvidado y peligroso

La avenida de la Rambleta de Catarroja tiene ese nombre porque es el lugar por el cual discurría un barranco, aunque, desde los años 60, se produjo su gradual desaparición como tal, al ser tapado progresivamente por las edificaciones y el asfalto, cayendo en el olvido a pesar de su peligrosidad demostrada históricamente en varias inundaciones: la reciente del 29 de octubre del pasado año, la riada de 1957 y la ‘barrancà’ de la Magra en 1897. En todas ellas, la mayor parte del agua entró por el mismo lugar en Catarroja, y también en Albal, cuando se desbordó el barranco de Poyo, porque siempre busca la cama y la pendiente, que es el antiguo curso de la Rambleta.

 

El nombre completo de este barranco casi desconocido hoy en día es el de la Font de la Rambleta, porque nacía en una fuente, situada en el lado de la calle Crescencio Chapa de Catarroja con la avenida de la Rambleta, y bajaba por esta hacia el sur por una pendiente que hoy puede observarse a simple vista. Después discurría por delante de las escuelas Esteban Paluzié, donde había un puente para poder pasar a una banda y la otra, hasta llegar donde hoy está la Iglesia de Pilar. Allí se ensanchaba y giraba hacia el este, para pasar por debajo del puente, hoy todavía existente, de la antigua carretera Real de Madrid o Camino Real, que une Catarroja con Albal, las aperturas del cual están actualmente tapadas, y discurrir por la calle Pelayo, en el único tramo que le queda a cielo abierto, en el cual hay un motor de riego agrícola y, antiguamente, había una balsa para los caballos. Finalmente, pasaba por debajo de las vías del tren y la Pista de Silla para desembocar en el marjal y la Albufera.

 

El nacimiento y el antiguo recorrido del barranco de la Rambleta fue señalado recientemente a El Meridiano de l’Horta por un vecino de Catarroja, Salvador Hervás, con indicaciones sobre el terreno, quien recuerda muy bien como era, hasta el punto de explicar detalles como el hecho que en la fuente había agua permanentemente e incluso pescados, y que en sus alrededores se llegaron a hacer prospecciones para sacar agua y destinarla al riego agrícola. Así como la existencia de un motor de agua de riego en el lecho del barranco donde hoy está la Iglesia del Pilar, que fue construida encima. Así mismo, señaló el tramo del barranco que discurre por el marjal, convertido en su final en una acequia llamada precisamente acequia de la Font de la Rambleta.

 

Peligrosidad

 

En cuanto a la magnitud de la peligrosidad de este barranco, solo hay que recordar que, aunque en la riada de 1957 no hubieran víctimas mortales en Catarroja, sí que hubieran, al parecer dos, en la ‘barrancà’ de la Magra, dicha así precisamente porque, según cuentan los más mayores, la inundación provocó la muerte de una mujer apodada así que tenía una tasca en los limítrofes del puente de la antigua carretera Real de Madrid. Y que en la ‘barrancà’ del 29-O, de las 25 víctimas mortales que hubieron en Catarroja, algunas de ellas murieron en esta zona, entre el puente de la carretera y el conocido popularmente como parque de los ‘patos’ y el paso subterráneo que da acceso al polígono industrial. Además, todavía son visibles en algunos casos, casi siete meses después, los graves destrozos causados por la virulencia de las aguas en los edificios de esta zona, que también sufrió un supermercado próximo, en la parte de Albal, aunque ha sido reconstruido.

 

Hay que recordar así mismo al respecto que cerca del puente de la carretera, en la parte de Albal, había un azulejo en una pared en el cual se señalaba el nivel al cual llegó el agua en esa zona en la riada de 1957, la marca estaba a la altura de dos metros y veinticinco centímetros, el cual se superó en la ‘barrancà’ del 29-O al llegar hasta los casi tres metros de altura.