Emotivo reencuentro post-DANA en la calle Rigoberta Menchú de Aldaia
Este pasado sábado, la calle Rigoberta Manchú fue el escenario de un encuentro lleno de emoción y agradecimiento, donde más de un centenar de personas —entre vecinos y voluntarios— volvieron a reunirse un año después de la DANA.
Los residentes del barrio organizaron una comida, alrededor de una paella gigante cocinada por el vecino Nicolás y que sirvió como homenaje a quienes lo dieron todo en los días más difíciles. En el encuentro participaron familias afectadas, junto a bomberos y voluntarios que volvieron desde Ceuta, Madrid, Teruel, Cheste, Cuenca, Badajoz, Castellón, Cáceres, Lleida, para participar en el acto de la gratitud. Una enorme lona desplegada en la jornada decía «Volvieron a casa con las botas sucias y el corazón limpio».
En el mismo reemcuentro no se olvidaron de la solidaridad más próxima, la prestada por vecinos de municipios cercanos del Barri del Crist y Xirivella, y de más cerca, la de Mari Carmen del local Sambori y la de Mario gerente del bar La Brillantina, negocios devastados que se convirtieron en puntos neurálgicos de la solidaridad.
Durante el acto, se entregaron cartas de agradecimiento personalizadas a cada voluntario, y los Bomberos de Ceuta recibieron un palmito exclusivo, confeccionado por Abanicos Ferran, como símbolo del cariño y del recuerdo imborrable de aquellos días. Un mural con fotografías expuesto en la calle recogió los instantes más duros, pero también los más humanos.
En las conversaciones no faltaron los recuerdos de la llegada de las bombas de agua, de los vehículos 4×4 que ayudaron a sacar los coches de los garajes, o de las botas y escobas industriales, «que se convirtieron en bienes preciados en aquella lucha contra el agua y el barro», cuenta Bea, una de las vecinas. Muchos de aquellos voluntarios durmieron durante la emergencia en el colegio Mariano Benlliure, compartiendo no solo espacio, sino también una experiencia que ha creado lazos ee amistad inquebrantables.
Porque es de bien nacidos ser agradecidos, este acto cobra un valor aún mayor: ha sido organizado por los propios vecinos y vecinas que lo perdieron todo, que aún viven la reconstrucción y que, pese a las dificultades, «hemos querido dar las gracias con el corazón».
Cada historia que se conoce en Aldaia tras la DANA, conmueve más que la anterior. Muchas historias pasaron desapercibidas en su momento, pero hoy, al descubrirlas, sobrecogen y emocionan.

