Loquillo hace vibrar el Roig Arena: un cierre de año con «Actitud» y leyenda
Valencia todavía resuena a golpe de batería y cuero negro. Anoche, el Roig Arena no solo acogió un concierto; fue testigo de una liturgia del rock español oficiada por quien mejor conoce sus templos: Loquillo. En el último gran evento del año para el recinto valenciano, el catalán demostró que, a punto de cumplir 50 años de carrera, su autenticidad no es una pose, sino un estado.
Un viaje en el tiempo con sonido renovado
Desde que las luces se apagaron cerca de las nueve de la noche, quedó claro que la velada sería especial. Con una banda que rozó la perfección técnica, Loquillo arrancó motores con un himno de la Movida: “En las calles de Madrid”. Fue el inicio de un viaje cronológico —marcado por la gira “Corazones Legendarios”— que saltó de la nostalgia de los 80 a la madurez de los 2000 con temas como “Línea clara” o “Sol”.

La acústica del Roig Arena estuvo a la altura del mito. La música sonaba nítida, contundente, permitiendo que la voz profunda del artista llenara cada rincón mientras el público, entregado desde el primer acorde, formaba un solo coro en sus grandes temas.
El guiño al Basket y a Pedro Martínez
Uno de los momentos más singulares y emotivos de la noche ocurrió bajo la mirada de una camiseta del Valencia Basket personalizada que colgaba en el escenario. Rompiendo su habitual hermetismo, Loquillo detuvo el show para compartir una confidencia personal que conectó directamente con el corazón de la ciudad.

El cantante, que no acostumbra a hablar en sus conciertos, recordó como tuvo que parar su carrera deportiva en las canchas para ir al servicio militar, allí conoció a un joven también apasionado por el baloncesto que él mismo recomendó «entrenar duro». “Esa persona se llama Pedro Martínez, y la tenéis en Valencia; es el mejor entrenador de Europa”, sentenció el cantante al referirse a su amigo, el actual técnico taronja.
Un final de alto voltaje
Tras casi dos horas de puro rock, el clímax llegó con su canción “Feo, fuerte y formal”, la declaración de principios de “Rock and roll star” y, como no podía ser de otra manera, el cierre melancólico y eterno de “Cadillac solitario”.
Loquillo se despidió de Valencia dejando claro que el tiempo puede pasar, pero los corazones legendarios no dejan de latir. El Roig Arena cierra así su año por todo lo alto, con el eco de un artista que, anoche, volvió a ser el tipo más elegante del barrio.

