Albal compra la casa natalicia del padre Carlos Ferris

Albal ha hecho posible que la casa natalicia del padre Carlos Ferris pase a ser del pueblo. El Pleno celebrado la pasada semana, aprobada por unanimidad, la adquisición del singular inmueble que suma dos siglos de antigüedad. Esta mañana, el alcalde Ramón Marí y el actual heredero de la vivienda, Juan Vicente González, han firmado ante el notario Salvador Eduardo García, la compra-venta por un valor de 273.000 euros.

El alcalde, ha agradecido la sensibilidad de los propietarios por permitir que los albalenses “sean los propietarios de la casa que perteneció a una figura tan ejemplar”. Aunque el uso municipal no esté definido todavía al cien por cien, Marí ha anunciado que, uno de los objetivos será convertir este espacio en una Casa-Museo para abrir sus puertas al público. Por su parte, Juan Vicente Gonzlález ha recordado que el impacto que tuvo una figura tan importante como fue el Padre Carlos Ferris “hubiera quedado en el olvido sin gestos como el de sus herederos y el compromiso del Ayuntamiento”.

La vivienda donde nació el fundador del Hospital de Leprosos de Fontilles, un 8 de diciembre de 1856, tiene un alto valor histórico, como así se declara en el Plan General y motivo por el cual está incluida en el catálogo de bienes y espacios protegidos del Ayuntamiento. La casa se encuentra en la calle Santa Ana, número 30 y está edificada sobre una superficie de 601m². Hasta hace dos años ha estado habitada y perfectamente conservada por Marita Inés Muñoz, otra institución en Albal por estar emparentada con el Padre Carlos Ferris, por su carácter solidario y colaboración con el hospital de leprosos y que, a su muerte, donó en herencia el inmueble a su sobrino Juan V. Muñoz.
El inmueble se estructura en tres cuerpos principales. La parte delantera tiene dos alturas, que es donde se desarrolla la vivienda quedando estructurado en tres cuerpos: acceso central desde la vía pública, a la banda derecha la biblioteca, y a la banda izquierda una habitación. Se completa este cuerpo con un salón-comedor, cocina, despensa, habitaciones y aseo, siendo la planta alta diáfana. En la parte central hay un patio y, en la trasera, un antiguo corral diáfano, en dos alturas, que según apuntan los técnicos municipales, precisaría de una reforma integral para su puesta en uso.

El valor arquitectónico de la vivienda, así como de todos los vestigios y elementos que incluye el inmueble: menaje, muebles, detalles, fondo bibliográfico, incluso la cama del propio Padre Ferris suponen una joya en manos de Albal.

¿Quién fue el Padre Carlos Ferris?
El Padre Carlos Ferris nació en Albal el 8 de diciembre de 1856. A los 13 años ingresó en el Seminario Diocesano de Valencia donde se doctoró en Teología y al ser ordenado sacerdote pidió al arzobispo que le concediera ejercer su ministerio en una parroquia rural, aunque se le confió la parroquia de San Esteban de Valencia. La Diputación le encomendó la dirección de la Casa de la Misericordia, con más de 700 asilados, desempeñando el cargo de capellán-rector hasta ingresar en la Compañía de Jesús en Gandía. En 1887 fundó un colegio de sordomudos y un pensionado universitario para los estudiantes de los pueblos.

Gran misionero popular, arrebataba a la gente con su elocuencia original, enérgica y persuasiva. Su labor pastoral, que no conocía el descanso, junto con una intensa vida espiritual agotó muy pronto su salud hasta el punto de temerse seriamente por su vida. El 5 de diciembre de 1893 entró jesuita en Gandía, destinado en el Colegio del Santo Duque hasta su muerte, aunque continuamente recorría toda la Región dando misiones, ejercicios y retiros. Para proteger a los pobres en sus necesidades y a los campesinos de empréstitos abusivos, creó un «Ropero» (1898) y una «Caja de Ahorros» (1900).

Pero la gran obra del padre Ferris fue la leprosería de Fontilles. Una noche de diciembre de 1901, hospedado en casa de un abogado y figura destacada del catolicismo político y social valenciano, don Joaquín Ballester Lloret, en Tormos (Alicante), al oír los lamentos que en una vivienda próxima, abandonado de todos, profiere un enfermo de lepra, surge el compromiso de recoger y atender a estos enfermos, bastante abundantes entonces en las costas de Valencia y Alicante. Tras varios años de lucha luchas, a causa de la hostilidad de ciertos políticos contra el proyecto altruista, el 17 de enero de 1909, ingresan los primeros ocho internos en la Colonia Sanatorio de San Francisco de Borja.
Fontilles llegará a ser el mejor sanatorio del mundo para esta enfermedad. Situado en la Vall de la Gallinera, con una extensión superficial cercana a los 800.000 metros cuadrados, Fontilles lo componen pabellones, viviendas, dependencias asistenciales, espacios de recreo, farmacia, iglesia, talleres, almacenes. Todo ello rodeado de frondosa vegetación forestal, de pequeñas parcelas agrícolas, de copiosas fuentes naturales, un verdadero paraíso natural. El propio Carlos Ferrís se puso a plantar árboles, muchos traídos de fuera, hasta de Filipinas.

Carlos Ferris murió el 18 de octubre de 1924 en el centro jesuítico de Gandía, situado en el Palacio ducal. En 1921 había recibido el honor de la Gran Cruz de la Orden Civil de la Beneficencia. Sus restos mortales descansan en Fontilles, al lado de los de los de Joaquín Ballester Lloret y en medio de sus queridos leprosos, como había deseado.

El padre jesuita tiene dedicado un busto en Albal, así como el nombre de una de les principales calles de Valencia y avenidas de nuestro municipio. Ahora, su casa natal de la calle de Santa Anna pasa a manos del Ayuntamiento que nombró una plaza Fontilles y construyó un busto como homenaje al proyecto del padre Ferris.