La historia del atractivo barrio de San Rafael de Tavernes Blanques: un paseo entre calles blancas, tejados rojos y persianas verdes

Pertenecer a un barrio o a un grupo que nace en un barrio de l´Horta es desde siempre un privilegio. La mayoría de municipios de nuestra zona posee un rinconcito que se le conoce como “el barrio de…”. En este caso nos vamos a centrar en el Barrio-grupo de San Rafael de Tavernes Blanques, y es que éste ya solo con el nombre del municipio hace honor a su idiosincrasia.

Son poco más de seis calles todas con sus viviendas pintadas de blanco, hacen sin querer un paseo tranquilo dentro de la rapidez de los municipios y en este caso de la cercanía a la ciudad de Valencia.

Un paseo por este barrio da tranquilidad, parece al menos para los de fuera que el tiempo allí está detenido. Casas bajas todas blancas, solo con una altura, hace que este barrio sea diferente.

Ahora hay poco más de 60 casas, pero las casas están por dentro divididas y viven el doble de familias, es decir tal como explica una vecina “el numero 17 posee dos familias es decir dos viviendas, porque las casas están construidas separadas entre sí. Para que me entiendas está en 17 B (bajo) y el 17 (arriba) por lo que si hay cerca de 60 casas se debe de multiplicar por dos o sea que somos unas 120 familias las que componemos el barrio.”

Es un barrio pictórico y a la vez moderno, con su cercanía al colegio y al centro de Tavernes Blanques. Sus calles están perfectamente alineadas, limpias y blancas.

 

Construcción años 50

Debemos meternos muy en la historia para conocer la existencia y creación de este barrio y es que en 1950 un grupo de vecinos, que conformaron una cooperativa, presentó un proyecto al Instituto Nacional de la Vivienda para hacer un grupo de casas.

Hay que señalar que la primera conversación de esta creación fue en 1946 a través de un trabajador de oficinas de Tranvías y ferrocarriles. Fue así que la noticia corrió de boca en boca. Fue en el 46 cuando se aprobó la compra de los terrenos y habían alrededor de 250 socios.

La licitación de este proyecto ascendió a 6.171.824,76 de las antiguas pesetas. Aunque posteriormente al ir añadiendo elementos nuevos de obra ascendió a dos millones de pesetas de más del presupuesto inicial. Se añadieron mejoras tales como un segundo motor elevador de agua y el enrejado de plantas bajas entre otros.

El nombre concreto para poder presentar el proyecto fue: Cooperativa de Viviendas Protegidas San Rafael para empleados y obreros de la compañía de Tranvías y Ferrocarriles de Valencia. El nombre de Rafael viene dado según vecinos por “todo parece coincidir que San Rafael es el santo de los Viajeros y Rafael era el nombre del ‘alma mater’ del proyecto, el director de la compañía”. Aun así, muchas personas hicieron posible la creación de esta cooperativa y de este barrio.

La riada

La madrugada del 13 al 14 de octubre de 1957 Valencia y su area metropolitana vivió la tragedia de la riada. Los vecinos de el barrio ya se habían acostumbrado a la vida allí, pero este vivió momentos que todavía recuerdan los vecinos por la cercanía del barrio al barranco del Carraixet que se desbordó. El barrio se vio afectado por las inundaciones de una forma desmesurada y el agua llegó a la altura del “bancalet”. Los vecinos vieron peligrar su situación y eran conscientes de que al estar tan cerca del barranco la situación sería de mayor tragedia.

Vida cotidiana y fiestas

Los primeros vecinos que llegaron al barrio eran jóvenes lo que provocó que se produjeran los primeros embarazos y nacimientos. A la convivencia se unió la familiaridad, amistad y harmonía entre los vecinos (existente hasta la actualidad); además de ello el barrio tiene sus propias fiestas y participa activamente también de las actividades que se celebran en el municipio.

Todos los vecinos hacían fiestas, merendaban en el barranco del Carraixet, celebraban las fallas y las pascuas entre otras, así como espectáculos. De hecho, las fiestas del grupo San Rafael son muy conocidas. Todo un ejemplo de barrio de vecindad y tranquilidad en una vida que a veces va demasiado deprisa.