Testimonio de Antonia Gabarda Dubal (Tonica) sobre Masías en las décadas de los 50, 60 y 70

Entrevista a Tonica Gabarda Dubal por Arturo Xerri Juan y fotografías de fotos de Isabel Pascual Cuevas y Sole Recio. Publicado y redactado por Moncadapedia.

Buenos días, quería preguntarle detalles sobre Masías en los años 60, los años 70, sobre todo a nivel de qué comercios se establecieron en el entorno de la estación.

Nosotros vinimos aquí en el año 51. Aquí no había nada, no estaba construido. La casa sí que estaba pero no así, era una casica pequeña. Estaban el bar de la esquina, que era… luego fue nuestro, pero entonces era del tío Camús, le decían. Estaba el horno…

El Forn de Masies i l’actual Bar de l’Estació, antic bar del tio Camús.

Que no era de Justo.

No, no, bueno, Justo se lo compró a los dueños. Porque él estaba trabajando ahí con ellos, y luego cuando el hombre ya se hizo mayor, pues los hijos no quisieron…

Lo traspasó.

No. Sí, se lo vendió, no… Se lo vendió. Si no en ese momento, fue traspaso… no lo sé, pero en definitiva que con el tiempo fue suyo.

¿Y cómo se llamaban los primeros… los que crearon el horno, se acuerda?

Pues era… sí, sí, era la… espera, me voy acordando, los hijos eran: el mayor José María… El mayor, Vicente; el segundo, José María; Amparo y Tere. Eran los cuatro hijos, y él era Vicente, el dueño, y la mujer María. Y ahí estuvieron… pues yo los he conocido hasta que… pues hasta que se marcharon de ahí. Después entró Justo y tal y a continuación estaban los padres de Maribel, que ahí era la carnicería. Sí, yo conocí a sus padres cuando aún eran novios.

¿Cómo se llamaban?

Petra y Vicente. Y ahí estaban… habían dos chaleticos pequeños y tenían jardín en la frontera, en la fachada. Tenían como son las casas de los valencianos de veraneo que hacen… delante tienen un jardinico y detrás la casa. Y esos son los jardines, los chalés de los pobres porque eran como…

Casetas.

Sí, casicas bajas, y pequeñas. Los dueños de las casas eran familia, el uno y el otro, de Burjasot, de los dueños no me acuerdo porque estuvieron poco ahí, y yo era muy pequeña. Yo tenía seis años cuando vine aquí. Vicente le compró uno de los de los chalets, lo compró y ahí hizo la carnicería. Y ahí estaban Vicente y su hermana, Vicentica. Y ellos se turnaban. Casi siempre estaba ella, porque él se encargaba de matar y todo eso.

Y quien atendía…

Y atendía la hermana. Pero también ellos tenían una carnicería en Moncada. Pues eso. Luego, ya cuando se casaron… Petra… pues eso, se pusieron… compraron la otra casa, y ya hicieron ahí un adosado, porque no tiraron… sigue el tabique que había.

La separación.

Sí. No, hay una puerta allá adentro y aquí a la entrada creo que también, que se pasa al… arriba a los pisos que están los apartamentos… A ver…

¿La señora Aurelia?

No, ésa es mi tía. Ésa es mi tía.

Local de l’antic bar, tenda, perruqueria i hostal de la família de Tonica. En el mateix cantó estava el futbolín, que en estiu es traïa al carrer.

¿Y tuvo tienda también…?

No, la tuvo cuando nosotros estábamos ahí. Nosotros hicimos aquí un bar y tienda. [5 min.]

Aquí en el bajo.

Lo que es en el bajo había bar, tienda, y venía… no sé el día que venía un chico de Bétera. Que era… teníamos ahí peluquería también. Luego, pues ya fuimos haciendo y se puso un futbolín, venían toda la juventud de Benagéber y los alrededores, pues venían ahí a jugar. Y eso, teníamos ultramarinos, el bar y luego arriba teníamos no sé si eran cinco o seis habitaciones, y teníamos chicos alquilados. Trabajaban —eran de Albacete—, trabajaban en el Barranco. Y eso, teníamos faena para dar y tomar. Y luego ya cuando…

Hablando de faena: el muelle que hay aquí, el edificio que hay aquí enfrente. ¿Eso era de… entraba el tren ahí?

Sí, sí, sí, ahí había…. Enfrente de la… aquí esto es la estación, bueno pues aquí había un muelle que abrían unos cincuenta metros o algo más, y ahí había una caseta que era la caseta de los trabajadores. Y ahí habían siempre… ahí habían cuatro o seis, no me acuerdo cuántas vías, pero habían cuatro o seis vías. Y estaban una sola… no, llegaban dos vías a la estación, paralelas, claro. Y ésas solamente se utilizaban las dos, los domingos aquí esto era un gentío tremendo, lo que venía, como no teníamos… la gente no tenía coche, pues entonces venía en el tren y se quedaba. Pasaban el día y luego a la tarde otro gentío para marchar. Ah, nosotros también teníamos sillas, sillas y mesas para alquilar. Y paellas. O sea, que aquí tenía… Y leña. Bueno, leña no mucha, porque la gente se gobernaba por ahí de lo que podaban que se quedaban por allí. Por eso con rastrojos, pues ellos…

Hacían la paella.

Sí. Sí, la gente no… Hombre, incluso la gente se fue haciendo chalés y casicas, porque entonces no eran los chalés como son ahora, eran casicas que eran… pues poco más de una habitación y no había baño, era una taza de váter y tira palante. Y entonces pues se traían la arena, ladrillos y todo eso se lo traían poquico a poco, se lo traían cargados y subían con eso, pues a donde fueran. Se lo traían hasta aquí.

¿Y esa gente de dónde era, más o menos?

Pues eran casi todos de Valencia, del Grao… De Valencia, de varias partes de Valencia, porque hay un barrio allá arriba, no me acuerdo si es en la tercera loma, que le llaman el barrio de los pescadores.

Del Grao, barrio del Grao.

Y eso, pues yo le estoy hablando de hace 70 años. Entonces, pues eso, que esto tenía mucho auge porque era una zona privilegiada en cuanto a que había mucho campo, no habían edificaciones, todo esto no estaba…

Sería secano.

Sí, sí, sí. Mucho secano y mucha hierba, mucho, pero hierbas buenas, estaban… tomillo, romero, ruda, rabogato… En fin, era una serie de plantas buenas, que incluso herbolarios de Valencia venían a coger, si, venían a recolectar y se llevaban, y mi abuela que era muy aficionada también, aprendí todos esos nombres porque mi abuela me agarraba y me llevaba por ahí. Como era muy mala comedora, pues mi abuela me llevaba y a ver si hacía gana de comer. Entonces, pues eso, aprendí los nombres de las hierbas.

Es que la asociación de vecinos de Masías me ha pedido que les prepare una conferencia sobre los orígenes de Masías. Entonces yo controlo más la historia de los Moróder y las masías…

Hombre, lo principal, claro.

Pero la vida de los 60 es la experiencia propia, o sea, yo estoy aquí desde que nací en Masías, en el Camino Viejo de Bétera, el del ciclista, no sé si se acuerdan de Grande.

¡Ah, Grande! ¿Es familia de Grande?

No, familia no, vecino de enfrente. [10 min.]

¡Hombre claro, cómo no! Pepe, ¿cómo no lo voy a conocer? Pero yo conocí a sus padres, al señor Ambrosio y la señora Joaquina.

Pues nosotros vivíamos en frente mismo.

Pues allí ellos hemos tenido…

Que ellos tenían tienda también.

Sí, pero eso ya fue más adelante. Uy, era muy mayor, ya casi la quitamos nosotros, cuando ellos se pusieron. Sí, porque ya cuando… Él era barbero. Y entonces cuando… Bueno, si quieres vamos a seguir la tarea.

Estamos hablando de la tienda de…

Ah, sí, de aquí, de… Vamos a seguir con esto de aquí. Nosotros estuvimos aquí con la tienda y el bar hasta los años… en el 57 fue la riada. Mi padre fue a Valencia y se puso malísimo, que tenía problemas de salud, que tenía… no sé qué es lo que tenía en la garganta, que cuando se disgustaba echaba sangre por la boca. Uy, se le hacía una grietica y echaba sangre viva, no era cuestión de que estuviera tuberculoso ni nada de eso, y cuando ya se le pasaba, que se le iba toda la fuerza que tenía a puro de echar sangre, entonces pues volvía a estar bien. Sin más, pero había que ponerle unas cuantas transfusiones porque se iba.

Se iba, se desangraba.

Exacto. Eran vómitos. Total, que cuando se puso malo, pues yo tenía 11 años, tuve que dejar el colegio y ya, emprendimos…

Al colegio ¿qué fue, al colegio de…?

A Benagéber.

A Benagéber, ¿las escuelas de la masía de Moróder?

Las escuelas de Benagéber, que estaban don Joaquín y doña Milagros.

Doña Milagros.

Pues eso. Y entonces, pues dejé el colegio, y ya habíamos comprado el bar. El bar de la esquina fue nuestro unos cuántos años. Entonces, como estaba… mi padre se puso enfermo y éramos tres, pues mi madre y mi hermana estaban aquí para atender la tienda y el bar, y a mí me tenían de guardiana en el bar, hasta que por la tarde se encendía la cafetera, que durante el día, pues a lo mejor venían y se tomaban pues un vasico de vino, o una cerveza, almorzaban allí y se tomaban… Pero es que entonces la gente no almorzaba en los bares, no es como ahora, entonces era solamente la gente del pueblo que venía a echar la partida y todas esas cosas.

¿El bar era como está… como se ve hoy, más o menos?

Hombre, más o menos, más menos que más. Era poquica cosa, era más pequeño y había muchos sombraje, porque no había… la carretera era bastante más pequeña y había más… y había más sombra. Sí, sí, se hacían unos cañizos y estaba siempre la sombra para el verano.

Xiquetes baix de l’umbracle de canyís. Darrere es pot endevinar el quiosc. Col·lecció d’Isabel Pascual.

Pero, digamos… ¿donde está ahora la terracita?

En lo que es la terracita a eso se hacía un cubierto de cañizo. Y ahí, pues eso, como… la gente estaba mucho en la calle. Entonces se salía mucho, se hacían mucho aperitivo, los domingos la sepia y las clóchinas…

Iba que volaba.

Guah, aquello se ponían…. Y como se acostumbraba, todas las cosas iban a parar al suelo. Entonces se hacía un reguero por todo el mostrador de cacahuetes: suelo; las clóchinas: al suelo; las olivas, los huesos: al suelo. Todo lo que se utilizaba, y a escupir al suelo. O sea, que aquello era asqueroso. Pero era así el tiempo.

Era como se vivía.

Era el tiempo, incluso aquí, cuando teníamos las mesicas que venían los viejos del pueblo, mi madre les echaba serrín alrededor porque no aguantaba tener que hacer aquello. Y eso. El bar era el punto de reunión de la juventud de todos los alrededores, porque además como estaba el futbolín, que no era corriente. En Moncada no había nada. En Moncada, cosa de diversión para la gente joven era el rosario y la misa. No había nada.

Bueno, y el cine.

Bueno, el cine ya eso es punto y aparte, habían entonces… [15 min.] no me acuerdo si habían cuatro o cinco cines.

Ideal Rosales, el Iris…

El otro… el Novedades, que estaba enfrente, de lado, estaba paralelo que salía ya al [ininteligible] en esa callecica estrecha, ahí estaba el Novedades, y luego estaba… el Iris ya vino después. Entonces estaba el Casablanca, que era de verano, que era por la zona… ¿la calle dels Senyorets, sabe cuál es? Bueno pues cuando ya viene hacia aquí, hasta que llegaba a la calle mayor. Ahí había un solar grande y eso era Casablanca. Y luego allí mismo, donde estaba el Novedades, al lado era el Terraza, había una terraza grande, un solarón, y allí era el cine de verano. A ver, qué más. Pues eso, eso serán los cines. Ya no habían más, cuatro.

Volviendo al bar, ¿los siguientes dueños del bar fueron ya los padres de Rosi?

Los padres de Rosi cuando vino la riada se quedaron en la calle porque estaban… mi tío trabajaba en la fábrica de cemento del Empalme.

Del Turia.

Sí. Y ella estaba de chacha en una casa donde hacían productos de corsetería, todas estas cosas, y se quedaron ellos de porteros, y cuando se inundó…

Se quedaron sin nada.

Se quedaron sin nada, después de haberles sacado las castañas del fuego a los señores, les sacaron el barro, limpiaron todo, ella se quedó sin nada porque todos los muebles y toda la ropa, todo, todo, se les echó a perder. Se vinieron aquí con una manica atrás y otra alante. Entonces se quedaron a vivir aquí en casa, arriba en una habitación. Entonces terminaba de nacer el padre de Rosi… No, el hermano de Rosi, Pepe.

El hermano sería, porque Rosi es la pequeña.

Pepe.

Pepe, que es el que tuvo un accidente, que se mató en un accidente de coche.

Tuvo un accidente, pobrecico mío. Pues ése acababa de nacer, que nació en el año 56. En el año 56, tenía nueve meses cuando vino la riada. Y entonces se vinieron aquí, y aquí estuvieron los tres, hasta que mi padre también hizo unas casicas ahí en el barrio del Pilar, compró unos terrenos que eran viña. Hizo tres casicas, pues chiquiticas como se hacían las casas antes, con su corral y sus cosas, pero unas casitas pequeñas, dos habitaciones, una cocina y punto pelota. Y eso, y cuando se hicieron las casicas en una de ellas se fueron a estarse mis… los tíos allí. Y luego por una serie de circunstancias nos cerraron aquí el bar. Y ya quedó aquel, y no… no querían… mi padre ya no se veía con fuerzas para estar, que estuviésemos divididos allí y aquí, entonces nos quedamos aquí solo con la tienda, y el bar, como estaba mi tío, que empezó a encontrarse mal, que se llenó de eczema, que le tenía alergia al polvo del cemento, pues se quedaron por aquí y iba a trabajar al campo. Y se quedaron con el bar. Y fueron… pues como mi tío, pobrecico…

¿Cómo se llamaba su tío?

Eusebio.

¿Y su tía?

Josefina. Y entonces pues ahí se hicieron un poquico de obra, se hicieron piso arriba para vivir y cuando tuvieron para vivir…

O sea, al principio ese bar era simplemente la…

Una planta baja, la subida de las escaleras y poco más, poco más. Tenían un trocico, todo lo… ahora está todo obrado, pero entonces había un trozo de corral, digamos, y ahí tenían un paellero y el que no quería hacerse las cosas por ahí se…

Encargaba la paella.

No encargaba, se la hacía allí. Le cobraba lo que fuera el tío Camús y allí se hacían las paellas.

¿El tío Camús era el apodo?

Sí, es que en este momento… creo que ara Salvador, [20 min.] no me acuerdo. Era un hombre tan peculiar que él guisaba, hacía paellas y lo que le pedían. Pero [risas] él se iba y compraba los pollos y por el camino los traía pelaos. Vivitos y coleando, y pelados ya. Y los conejos había que matarlos para quitarles la piel, si no pues los hubiera pelado por el camino. Pero era muy especial, mira si era especial el hijo de la Gran Bretaña, que no digo más, que agarraba los perros, los que podía él manejar que no se le echaban encima, les echaba gasolina por el culo y encendía. Angelicos, salían volados que yo no sé cómo sabían dirigirse, se iban derechos a la mina, había una acequia muy grande.

La mina de Bufilla.

Pues no lo sé…

La que pasa por Benagéber.

Eso es. Ésa, pues entonces no había agua potable en las casas, íbamos la gente a buscar el agua, porque los del colegio también íbamos a buscar agua allí a la mina para beber. Pues los pobres perricos atizaban corre que te corre…

A buscar el agua.

¡Buah! Pero nada, ya te digo, que como no habían casas por aquí, que lo único que estaba hecho era el almacén, que eso corresponde al Plater.

Dos imatges del magatzem vora l‘estació. Col·lecció de Sole Recio.

¿Los dos almacenes? Habían dos.

No, ahí había uno solo, era una nave tremenda…

Pero hay otro.

¿Adónde?

Aquí detrás.

No, aquí no. Ahí no había nada. Ahí estaba el almacén, que está orilla de la vía, que eso era del Plater. Y ahí ellos cargaban la naranja, que producía la masía.

Se la llevan al puerto.

La llevaban ahí, ahí la confeccionaban y los vagones estaban en la puerta que la vía pasaba justico por el…. Ahí había un pollo, no sé si lo habrán quitado o no, pero hay…

No, lo han quitado, lo han quitado. Una especie de andén.

Exacto, un pollo, y entonces había una rampa por un lado y escaleras por el otro, y ahí pasaba… estaban las vías, pegao, pegao a la pared, y entonces ahí sacaban las cajas y cargaban los vagones de carga para llevárselos al puerto.

Y eso. No había más, es que estaba esto pelado, este chalet sí que estaba cuando vinimos nosotros, pero el resto no había nada, nada. La casica ésta sí, pero incluso dos o tres chalets, el de al lado de éste, eso no estaba. Estaba el de la esquina, que era el maestro Palau. Ese sí que estaba.

¿Y el del escultor?

El escultor es el del maestro Palau, porque era el yerno… el escultor estaba casado… Octavio Vicent estaba casado con Trini, la hija mayor….

Sí, Trini, la conozco.

Bueno, pues la hija mayor de ellos estaba casada con Octavio Vicent. Ellos tuvieron dos hijos, uno se llamaba Salvadorín y el otro… y la chica Trini.

A Trini la conozco.

Pues Trini está viviendo por allá, no sé si está en Alicante… No, en Madrid. En Madrid está, por Calicanto… ¿cómo se llama? ¿Cuatro Cantos [pot ser Tres Cantos o Cuatro Caminos]? No sé, una zona importante de Madrid. Bueno, pues eso, y el hijo murió, pobrecico, era inteligentísimo. Acabó la carrera. No me acuerdo qué era, pero tenía… de historia. Cuánto sabía aquel chico.

Siguiendo con el hilo de comercios: Bon-aire, ¿cuándo empieza Bon-aire?

Bon-aire se hizo… Bon-aire ya estaba, pero estaba muy mal atendido. Eran dos socios de Moncada, y estaban los dos. No recuerdo cómo se llamaba, creo que se llama… Maruja. No me acuerdo cómo se llamaban. Ella era… tenían una hija, uno de los de los socios… Calla, sí, eran, uno era Lluesma, Lluesma que tenían muebles en Moncada.

 

«Bar Bon-aire. Restaurante. Habitaciones», actualmente en els seus anys de més activitat. Façana i fotografies del banquet d’una Primera Comunió. Col·lecció d’Isabel Pascual.

En Moncada, en la calle Mayor.

No… Bueno, ahora estaban en la calle Mayor, pero antes no estaban ahí, ellos han sido siempre en la curva, en la calle dels Senyorets, allí tenían la casa y allí tenían algo. Como era poquica cosa, era de poca monta, ahí tenían los muebles, y cuando ya hicieron, [25 min.] digamos que un taller en condiciones, entonces pasaron a la calle Mayor.

La tienda de la calle Mayor.

Exacto, pero eso pasaron años. Entonces…

Estamos en Bon-aire.

Sí, estamos en Bon-aire. Sí, pues esto, uno era Lluesma y el otro era… no sé si era Paco… Tenían una hija que era del tiempo de mi hermana o un poquico mayor, y ella venía mucho por aquí a hablar con mi hermana y esas cosas. Y eso, pues que no tenían muchas ganas de trabajar, estaban los dos matrimonios y se fueron haciendo mayores y los hijos el asunto del bar no les tiraba, y entonces pues decidieron venderlo. Y lo compró mi padre. Mi padre acaparó todos los comercios de Masías.

Porque hablando de comercios, en Bon-aire había una peluquería, ¿no?, en su tiempo. Arriba.

No me acuerdo.

Yo es que me acuerdo de venir a cortarme el pelo en una peluquería, pero en Bon-aire. 

Pues es que entonces ya no estaría a lo mejor yo por aquí. Porque es que nosotros aquí estuvimos hasta el año… a ver que me acuerde yo… Cuente trece años después del cuarenta y… pues en el 59.

El 59, se fueron.

No, no, a ver, yo tenía… 46 y 10, 56. 56, 57, 58… en el 59. Nosotros el 59, 60, por ahí, le traspasamos el bar a mi tío. Y la tienda a mi tía. Mi padre compró unos terrenos a Moróder que es el pico ese que hace cuando cruzas la carretera desde la punta hasta la carretera hasta el bar… que ahora no me sale.

¿Bar Azul?

Eran los dueños del bar Azul. Eso se hizo… Mientras nosotros estábamos allí, los del bar Azul no estaban. Había tienda, pero como la cosa estaba floja y la gente tenía ganas de… porque en el pueblo estaba un malasombra [risas]. La mujer no le tenía voluntad y trataba muy mal a la gente, entonces pues iban… se buscaban la vida las personas. Y pusieron un barecico así, pero que cogió, cogió fuerza. Pero nosotros compramos, ahí hizo mi padre un bar muy majo, nuevo. Entonces tampoco había agua potable todavía, teníamos que ir a buscar el agua a una fuente que estaba en el barrio. Y ahí fuimos, habían cuatro casicas, no había mucho más.

El barrio del Pilar.

El barrio del Pilar. Íbamos a por agua y llenábamos el depósito. Y después mi padre preparó un pozo, allí en el bar, y sacábamos el agua del pozo, ¡pero no puso motor! Sacábamos el agua mi hermana y yo a corriola, y sacábamos… lo subíamos arriba. Mi padre era muy apañado para dar faena a los demás.

Si no importa lo vamos a dejar aquí y…

Lo vamos a dejar y volvemos al asunto. Bueno, pues entonces se vinieron mi tío al bar y mi tía a la tienda, y nosotros nos fuimos a Benagéber y allí estuvimos cinco o seis años. Y allí se casó mi hermana, se casó con uno del pueblo y ya, bueno. Entonces yo ya, pues entonces tenía mi hermana, cuando se casó mi hermana yo tenía quince o dieciséis años, por ahí estaba entonces… Sí, por ahí por ahí, dieciséis años. Y hizo un piso mi padre arriba, y nos quedamos a vivir en el piso y estos se quedaron… en la familia se quedaron con esto. Mi padre alquiló el Bon-aire a un señor de Valencia que tenía allí una… orilla de la estación tenía una tabernica [30 min.], o bueno, no sé, la cosa es que… el hombre se llamaba Juan, y se lo alquiló, y con el tiempo mi padre lo vendió. Y ya después de todas estas cosas, pues mi padre ya arregló bien la vivienda arriba y nos subimos otra vez aquí. Y yo me fui a aprender a coser a Valencia y allí estuve un par de años. Pero estaba allí toda la semana y volvía los fines de semana aquí.

Las fiestas: pues en… allá arriba en la otra loma, en… ¿cómo se llama? Ayúdeme: el bar que hay allá arriba, ¿cómo lo llaman?

¿Las Tres Maravillas?

No, Las Tres Maravillas se hizo después. Esto que digo yo es… pues eso, nada más que subes… Ay, que no me sale… La Cooperativa, la Coope. La Coope, allí había una especie de barecico. Nada, nada más que era que para el verano la gente, pues, era salir a la fresca, hijo mío, eso de estar… Aquí era todos, todos, todos los días, la gente salía a la calle. Como casi todos tenían una terracica en la parte de delante, pues se salía a cenar, porque hacía calor y entonces no se tenía ni ventilador. Porque no había luz, no había luz para poner ventilador, eran unas bombillicas que no se acababan de encender nunca, claro, y entonces no se podía…

No daba para más.

No, no daba para más. Aquí tampoco teníamos, mi padre… Eso se me ha ido de la chola: cuando nosotros vinimos aquí, no teníamos ni luz ni agua, entonces íbamos al pozo de la estación, íbamos a sacar el agua.

El pozo que había entre el transformador y el edificio de la estación.

Y allí estaban el tío Paco y la Tía Fina, eran los guardeses.

¿El jefe de estación?

No, no. Los guardeses de la… del motor. Y en la estación estaba el señor Modesto y la señora Amparo, que tenían dos hijos, Salvador y Amparín.

Se llamaba, ¿cómo me ha dicho? Modesto, era el jefe de estación.

El jefe de estación, y estuvieron muchos años. Ahí se hicieron mayores los hijos y, en fin, y cuando el hombre se jubiló, entonces se fueron y vino otro. Bueno, pero entonces se turnaban mucho hasta que encontró uno que se quisieran quedar aquí. Aún tardó mucho. Y luego vino el señor Recio. Que no me acuerdo cómo se llamaba la mujer… Manola, Manuela. Manuela y las hijas una era… Ya me saldrá, y ahora no me acuerdo. Bueno, ¿por dónde íbamos?

 

El senyor Recio, cap d’estació a Masies. Vista de l’estació i de l’entorn, amb el quiosc al darrere. Col·lecció de Sole Recio.

Íbamos… estábamos hablando del Bon-aire.

Del Bon-aire, que lo vendió mi padre y estaba el tío Juan.

¿Y Manolo cuándo lo coge?

Manolo ya fue cuando, pasados años, cuando le compró… Juan le compró a mi padre el Bon-aire, entonces se lo alquiló al tío Pablo. A los padres de Maruja, la mujer de Manolo. Y ahí estuvieron los hijos, porque el hombre trabajaba en el Barranco. Y estaba… tenían los gemelos y un hijo mayor. Sí, eso es, esta… a ver, espera, que habían dos, dos pares de gemelos. Estaban Joaquín y… ¿cómo se llama la mujer de Manolo, que no me sale? Maruja, Maruja y Joaquín eran unos, y el otro eran Jesús y Loli. Eran dos gemelos, dos, cuatro, eran cuatro los hijos y el mayor, que era del tiempo de mi hermana. Y lo vengo a decir que mis padres es que se conocieron… el tío Pablo y mi padre se conocieron en la cárcel, eran los dos de izquierdas y cuando se acabó la guerra fueron allí a purgar sus penas. Total, que… eso, [35 min.] como le parecía bien, además se lo pagaba, pues lo que podía el hombre pagar, porque no… entonces no se tenían perras, no se tenían ahorros ni se tenía de na.

Lo justo para malvivir.

Para para ir viviendo, incluso a veces venían a fiado a casa porque no, no habían grandes… ni eran grandes los sueldos, que se permitía… llegar bien a la vida y venían a casa y al final a la semana pues te pagaban o te iban dando dinero. Y en fin… Bueno.

Quería preguntarle por los comercios, pequeños comercios pero ambulantes, que se dieron en torno a la estación de Masías.

Pues entonces venían aquí a la puerta del bar del Tío Camús, que me equivoqué con el nombre la semana pasada: era Benjamín, como se llamaba el hombre. Y ahí en el cañizo de sombraje, ahí venía Cristóbal, que era el carnicero de Benagéber. Venía Isabel, la del Tío Moreno, que vendía huevos y pollo. Y venía… ¿quién venía, que ahora no me acuerdo? Bueno. Esos tres venían los domingos ahí a la puerta del bar. Y, pues eso, como no habían más comercios que este bar, el nuestro. Y la tienda.

O sea, que en un momento determinado habían dos bares.

Siempre han habido dos bares. El tío Camús fue el primero, y luego estábamos nosotros y Bon-aire, que abría más esporádicamente. Era más… alquilaban habitaciones y era más… Que eran… abrían cuando querían, no era una continuidad. Y luego ya durante toda la semana estaba Julieta, la señora del… la pescatera. Y traía una materia increíble.

De calidad.

De calidad. Yo creo que no se vendía en ningún sitio la calidad que traía ella, y claro, pues se lo quitaban de las manos, no era barato pero no era… Comparando calidad-precio era indiscutible.

¿Y con qué medio de transporte venían?

Uy, con lo que teníamos todos: el tren. Ella se levantaba a lo mejor a las tres de la mañana y… O se quedaba en Valencia en algún familiar y volvía en el tren. Que era, el de las cinco y media de la mañana era el primero, y con ese venía a casa y ya se ponía a arreglar la parada y esas cosas. Que ahí había una caseta, ahí en medio en frente de lo que es el Camús, de lo que es ahora el bar tal cual. Entonces ahí había una caseta de herramientas. Y ahí guardaban los aperos de las cosas que necesitaban los del tren.

Vamos, Vías y Obras, digamos.

Sí, sí, y entonces no eran las cosas tan específicas, no se ponían ni siglas, ni siglos, ni nada de nada. Era la caseta de guardar la herramienta y ya está. Y ya está, allí en la sombra se ponía ella su tenderete. Y ahí ponía sus cosas. Y ya está.

¿Había algún negocio más, así tipo ambulante?

Pues no, no porque luego ya cuando empezaron la gente a tener coches, pues han venido a traer verduras y frutas, pero ya con coche y ya eso no tiene ya punto de relación con lo otro.

¿Duró mucho tiempo estos comercios ambulantes? 

Muchos años, muchos. Aún estarían… lo menos 10 años estarían. Además, la gente era muy joven.

¿Y la Moncadense? ¿Qué me puede contar de la Moncadense?

Bueno, la Moncadense ya vino… Primero venían en carro. [40 min.]

¿En carro?

Sí. Venían en carro y eran los envases recambiables…

Sí, sí, eso me acuerdo.

Y eso, venían en el carro. Y luego ya con los años, pues ya venían en camión.

Recuerdo de pequeño que mi padre canjeaba pieles de conejo

Sí, por l’escuraeta.

…por cerillas o escuraeta… ¿Esto se daba aquí en la estación?

No, eso era… iban…

Por las Lomas.

Por todos los sitios, iban; pasaba un carro, que era la escuraeta, y cambiaban trapos, papel y todo eso… los pellejos, todo eso por lo que llevaba en el carro, llevaba platos, vasos, cucharas de madera, botijos…

Que no había dinero por medio, era trueque.

Era trueque.

Trueque puro y duro.

Y entonces pues como tampoco teníamos agua potable, que teníamos que ir a… o sea, agua corriente, pues íbamos al pozo de la estación, sacábamos el agua y entonces llevábamos cántaros, cubos, botijos. Lo que tuviéramos. Y esas personas llevaban de todo eso.

¿Y la horchatera?

Eso era… venían en verano, en verano venían los domingos un señor. La horchata era poco, la horchata ya se empezó… ya cuando teníamos nosotros el bar ya pusimos horchata, pero entonces que no existían los conservantes ni historias, entonces no interesaba mucho porque se echaba a perder. Por más cuidado que se tuviera en que no le faltara su hielo y todas esas cosas, era para el día y volando, o sea que… Y luego, pues también venían… eso iba más a Benagéber que por aquí por Masías, el lañador [“lañador” és, en espanyol i segons la RAE, la persona que por medio de lañas o grapas componía objetos rotos, especialmente de barro o loza]. Pues venía un hombre que ya lo conocíamos de Burjassot, y entonces arreglaba pucheros.

El llanterner.

El llanterner [en valencià i segons l’AVL, artesà que es dedicava a reparar els atifells de llanda]. Venía de… de allá y arreglaba las palanganas, que eran de porcelana y se habían hecho algún pelado y se salían un poco; las cazuelas del horno las arreglaba un poco y les ponía un alambre por alrededor para que sujetara y aún duraban unos años… ¿Qué más? Ah, sí, los lebrillos, las orzas. Pues todo eso lo arreglaba este hombre.

¿Había también un negocio ambulante que era de arrope?

Sí, arrop i tallaetes, venía una señora que no sé si sería gitana pero parecía, y luego también venía otra señora que venía de Liria que venía vendiendo ropa. Bueno, ropa no: telas. Vendía telas, y además que eran buenas. Igual traía sábanas, mantelerías, cortes de traje de chaqueta… En fin.

¿Y cómo se anunciaban, a viva voz?

No, que venían y iban… como ya tenían un comercio creado, pues entonces iban tocando a las puertas y la gente como se conocía, pues le abría la puerta allí y hacían las cosas en casa.

Muy bien. Pues nada, hoy lo vamos a dejar aquí, si le parece, me parece muy interesante lo que me ha relatado. Y seguiremos, si le parece a usted...

Cuando quieras.

…preguntándole. Muy bien, muchas gracias.

Pues nada.