Una asociación promueve convertir campos abandonados de L’Horta en cultivos para “autoconsumo agroecológico”

T.L

A la vista está la drástica disminución de la superficie cultivada de L’Horta en los últimos años, con la aparición de una cantidad cada vez mayor de campos abandonados, a causa de la falta de rentabilidad agrícola. Y es en este contexto en el que una asociación de la comarca, denominada Mans al Terra, está promoviendo un proyecto para convertir estos campos en cultivos destinados al “autoconsumo agroecológico”, mediante la adquisición de tierras “a gran escala”, en régimen de propiedad colectiva y cesión de uso, y la práctica de una agricultura “regenerativa del suelo”.

El proyecto cuenta ya con un campo en pleno cultivo, situado en el término municipal de Albal, propiedad de un miembro de la asociación, el cual lo ha cedido como “laboratorio” de ese tipo de agricultura, que busca la recuperación ecológica del suelo con la utilización de técnicas como el abono mediante compost orgánico, la retención de la humedad y el agua en la tierra, la simbiosis entre diferentes cultivos y la atracción de insectos beneficiosos, entre otras. Sobre esta base se va a desarrollar la iniciativa, teniendo prevista ya la adquisición de un terreno cercano de unas nueve hanegadas con este fin, para lo cual se ha abierto ya la admisión de inscripciones y de aportaciones económicas, a través de www.patreon.com/mansalterra, y otros medios, para crear un fondo común.

Amplios objetivos
Esta asociación ha sido impulsada por miembros de otra entidad, denominada Del Camp a la Taula, dedicada a la educación ‘agroambiental’, principalmente en colegios e institutos, y a otras actividades relacionadas con la agricultura ecológica, de la cual, a su vez, surgió la iniciativa denominada Albal Circular, con el apoyo del ayuntamiento de esta población, que consiste en un sistema de recogida de basura orgánica para su transformación, en unión con restos de poda, en el compost que se utiliza después como abono agrícola. Este sistema, según los organizadores, cuenta ya con la colaboración de unas trescientas familias y el único, por el momento, que funciona plenamente con eficiencia y eficacia en la comarca.

A tenor de las manifestaciones de los promotores del proyecto Mans al Terra, sus objetivos son amplios y van más allá de las parcelas de cultivo ecológico para autoconsumo que alquilan algunos empresarios agrícolas, o de los populares huertos urbanos impulsados por los ayuntamientos. En este caso no sólo se pretende fomentar un cambio generalizado hacia una agricultura ecológica, sino también en la forma de vida, dejando de apoyar o seguir ciertas costumbres establecidas en la llamada sociedad de consumo, e incluso creando una economía local independiente de la convencional. Por ello se manejan conceptos como los de la denominada soberanía alimentaria o la propiedad colectiva, así como el de la “regeneración de la vida”, con un mayor y mejor aporte de nutrientes, mediante la regeneración del suelo.

Ley de L’Horta
Esta es una iniciativa privada que viene a incidir en el problema de la situación precaria de la agricultura en la comarca de L’Horta, el cual fue abordado en profundidad por la Administración autonómica en 2018, a partir de la creación de la Ley de L’Horta, a la que siguieron el Plan de Desarrollo de la Huerta de Valencia y la constitución, en 2019, del Consorci del Consell de l’Horta de València. En dicho plan se identificaban los siguientes conflictos: La pérdida de suelo agrario; el abandono de tierras; la disminución de explotaciones; la falta de relevo generacional y envejecimiento de los agricultores; la pérdida de diversidad agrícola y ambiental y de rentabilidad; el bajo nivel de profesionalización; la obsolescencia y pérdida de funcionalidad de las infraestructuras, la pérdida de los mercados naturales de la comarca y, en general, el declive de la agricultura.

No obstante, se constataban los potenciales productivos de calidad, ambientales e incluso turísticos y culturales de L’Horta y se proponía una serie de estrategias de actuación para potenciar la producción y la comercialización, con la activación de campos abandonados, la mejora de las infraestructuras, equipamientos y servicios, así como la creación de redes de cooperación, con la implicación del sector agrario, los agentes locales y los propios agricultores. También se apuntaba la creación de la marca de L’Horta para sus productos agrícolas, su promoción y la necesidad de fomentar y favorecer la incorporación de jóvenes a la agricultura, entre otras medidas.