Especialistas del Hospital de Manises recomiendan aplicar frío local y evitar rascar las lesiones del mosquito tigre

Durante la época de verano nos encontramos con frecuencia el problema de picaduras de insectos, en su mayoría, mosquitos. En los últimos años, los mosquitos tigre han llegado desde el continente asiático al litoral mediterráneo para quedarse. Con frecuencia, sus picaduras se asemejan a las picaduras de los mosquitos habituales, sin embargo, estas picadas suelen ser más dolorosas, pican más, producen ampollas y lesiones violáceas. Cuando esto ocurre, “lo primero que tenemos que hacer es aplicar frío local y evitar rascar las lesiones ya que favorece la liberación de mediadores inflamatorios que aumentan el tamaño, picor e inflamación y podría favorecer sobreinfecciones secundarias de la piel”, indica la Dra. María Elena Álvaro Toquero, del Servicio de Pediatría del Hospital de Manises.

Además, cuando estas picaduras se producen en niños muy pequeños, sobre todo en recién nacidos y lactantes, hay que controlar los síntomas y aspecto de estas picaduras ya que en estos casos suelen ser más peligrosas. “Cuando el aspecto de la picadura es malo y si la inflamación es muy llamativa, el dolor es intenso o aparece fiebre es necesario acudir a Urgencias”, indica la especialista, quien añade que cualquier picadura y los síntomas producidos serán más graves cuanto más baja sea la edad del niño.

Y, ¿cómo podemos evitarlas?

Para evitar las picaduras, la Dra. Álvaro Toquero recomienda estar atento cuando el niño se encuentre en entornos en los que habitan este tipo de mosquitos, como puede ser en lugares agua estancada como piscinas, bidones o bebederos de mascotas. Por tanto, es importante intentar vaciar, cubrir o recambiar el agua con frecuencia.

Con respecto a los repelentes, la especialista aconseja usar productos de aplicación tópica, pero señala que “los brazaletes y parches no son efectivos. Los repelentes más eficaces son los que contienen DEET, cuya concentración puede variar entre el 10% y el 40%. Cuanto mayor sea la concentración más duradera será su protección. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las concentraciones superiores al 30% no ofrecen más ventajas y no se recomiendan en niños. “En general, este producto debe evitarse por debajo de los 2 años”, concluye la doctora.

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