Albal se vuelca con una familia de refugiados que tienen un pariente argelino residiendo en la localidad

El Ayuntamiento de Albal se suma a los municipios que se han volcado con los refugiados y desplazados ucraineses. Ayer por la mañana, tres mujeres de entre 69 y 43 años, junto a otros tres adolescentes de entre 12 y 15 recibieron el apoyo institucional y personal del alcalde Ramón Marí, junto a la concejala de Servicios Sociales Lola Martínez y el personal técnico del departamento municipal, que se ha encargado de hacer el acompañamiento a la familia. Pese al shock por la situación y el visible cansancio tras muchas horas de viaje hasta llegar a Albal, aún sacaban fuerzas para sonreír y agradecer su apoyo infinito, con gestos y miradas que disimulaban su profundo dolor.

 

Su llegada a la población se da por el parentesco con un argelino residente en Albal Zitouni Jlleouli, el padre de uno de los jóvenes que, al divorciarse de la madre empezó una nueva vida fuera de su país y se instaló en la localidad de l’Horta Sud donde ejerce como transportista. Su exmujer Olena Solomko, venía ayer en el grupo de refugiados. Cuando se desató el conflicto el vecino de Albal no dudó en acudir al rescate familiar, se desplazó hasta Bucarest y allí se reunió con su hijo y la madre de este hasta ponerlos a salvo.

 

Este final se da gracias al apoyo y acompañamiento del consistorio albalense que ha seguido al dedillo el protocolo marcado por la Generalitat Valenciana para acoger y ayudar a refugiados.  En coordinación con la ONG “Remar” -que ha sufragado los gastos de desplazamiento en tren desde Madrid a Valencia-, Albal abonó ayer el trayecto hasta el municipio y el posterior traslado a Gandía donde se instalaban pasadas las 20.00 horas, gracias a las gestiones municipales y entidad humanitaria, que cubrirá los gastos de manutención de los seis desplazados.

 

Aunque con la mirada puesta en su país, ayer por la noche podían dormir tranquilos, en un territorio en paz que les ha abierto el corazón. Siguiendo instrucciones de Cruz Roja por donde también pasaron ayer, acompañados del educador social Pedro Costa, esperan la cita para solicitar en Extranjería la protección internacional.

 

El consistorio recoge alimentos

Desde que se iniciara el conflicto, el Ayuntamiento de Albal condenó la invasión rusa a Ucrania y mostró su solidaridad con la ciudadanía de esta nacionalidad. El consistorio convocó la pasada semana cinco minutos de silencio e impulsó una recogida solidaria de material clínico, conservas y ropa para enviar al país. Todos estos productos se pueden dejar en la sede de Cruz Roja, ubicada en la planta baja de la casa consistorial, de lunes a jueves de 10 a 14 horas.

El alcalde Ramón Marí, ha pedido la máxima colaboración a la ciudadanía. De igual modo, convocó a una reunión a la decena de familias ucranianas asentadas en la localidad para mostrarles su apoyo y rendirles ayuda. Representantes de dos de ellas departieron con las autoridades locales durante un buen rato. Vitaliy Ruchma y Yury Andreyev les trasladaron cómo se sienten ante el conflicto y cómo están viviendo la situación de sus familiares en el país en guerra.

Vitaly tiene allí a su hermana, con su familia, y a su hermano pequeño y su madre que están en el foco del conflicto. «El martes pudimos evacuar a mi madre porque es mayor y mi hermano se quedó allí», comentó, aunque matizó que tiene contacto con él «cada minuto». «Aquí no estamos pasándolo bien pero ellos están mucho peor», añadió. De hecho, su hermano está refugiado en el aparcamiento subterráneo de un edificio.

Por su parte, Yury está en una situación similar con parte de su familia directa, su madre, su tía y su suegra, en Ucrania, que permanecen refugiadas en bodegas y trasteros preparados para ello. El contacto con ellas es continuo, como apuntó. «El miedo que sentimos desde aquí es diferente», matizó, aunque añadió con optimismo que «vamos a ganar seguro, porque la verdad tiene que triunfar».

Reto solidario

El consistorio no es el único que se ha solidarizado con Ucrania. La empresa hortofrutícola de la localidad The Natural Hand, que dirige Juan Carlos Martínez, se ha convertido también en la sede de recogida de alimentos, medicamentos y ropa que desde este fin de semana son transportados en sus camiones para ayudar a soldados y refugiados.